Conducir solamente los trayectos estrictamente necesarios, siempre tras conocer el parte meteorológico de la AEMET y los avisos de las carreteras cercanas de la DGT, y no salir sin las cadenas en el maletero del vehículo.
Si nieva o hiela es mejor no conducir. El pavimento estará deslizante; la visibilidad será reducida; las carreteras pueden estar cortadas, etc. Quien tenga que hacerlo, debe consultar el parte meteorológico en www.aemet.es, o bien, el estado de las vías en la página web de la DGT.
Montar neumáticos de invierno, para proporcionar mayor agarre con temperaturas inferiores a 7ºC.
Reducir la velocidad considerablemente, ya que la falta de agarre puede hacer que, a tan solo 20 km/h, se salga de la vía en una curva con hielo.
Cuando se conduce sobre nieve o hielo, es muy difícil mantener la trayectoria del vehículo, incluso a bajas velocidades (especialmente sobre hielo). Por ello, el conductor ejecutará las maniobras de manera progresiva y sin brusquedades. La dirección, los frenos, el acelerador, etc., deben utilizarse con suavidad.
Aumentar la distancia de seguridad. Sobre hielo puede llegar a necesitar hasta 10 veces más espacio para detener su vehículo.
Evitar, en la medida de lo posible, vías donde previsiblemente no han pasado máquinas quitanieves que arrojen sal o salmuera.
El que necesite poner cadenas, debe saber cómo hacerlo. Lo mejor es que emplee guantes y practique antes de salir. Las cadenas se sitúan en el eje motriz.
En caso de nevada, es obligatorio encender, al menos, la luz de posición y cruce. Además, si el vehículo dispone de luz antiniebla delantera, será aconsejable encenderla también. En esta situación está prohibido usar la luz antiniebla trasera. En caso de fuertes nevadas, es obligatorio encender la luz antiniebla trasera. Se desconectará cuando exista riesgo de deslumbramiento, por ejemplo, en vías urbanas con retenciones.
Al conducir sobre nieve: circular por las roderas que haya dejado otro vehículo, cuando haya suficiente nieve en la calzada. En caso de poca nieve, circular por fuera de las roderas, pero paralelamente a su trazado. Además, los conductores deberán circular a poca velocidad y mantenerla (siempre que se pueda), evitando acelerar y frenar en lo posible. Si fuera necesario frenar, siempre es mejor realizar deceleraciones suaves (sólo levantando el pie del acelerador). Si la frenada es más fuerte, es mejor utilizar el freno con suavidad (que actúa sobre las cuatro ruedas) que una retención brusca del motor (que sólo frena 2 ruedas).
Al conducir sobre hielo, el conductor tiene que saber que es prácticamente imposible conseguir manejar el vehículo con seguridad. Si el hielo aparece poco a poco sobre el pavimento, la dirección del vehículo estará excesivamente blanda. Al iniciar la marcha sobre una placa de hielo, se intentará arrancar con marchas largas, aceleraciones muy suaves, intentando no tocar el freno, girando la dirección con suavidad…
Se debe descansar cada 2 horas, o cada 200 km. En condiciones meteorológicas adversas la fatiga aparece mucho antes. Es aconsejable llevar bien ventilado el vehículo para no acumular dióxido de carbono (CO2) y, si se fuma, monóxido de carbono (CO), y no abusar de la calefacción, ya que produce somnolencia. La conducción con fatiga está relacionada indirectamente con un 20-30% de los accidentes.
Sin abrigo dentro del vehículo. Es muy incómodo para conducir y, además, el cinturón no funciona correctamente si no va pegado al cuerpo. Al entrar, se deben bajar las ventanillas para evitar que los cristales se empañen mucho más. También se puede usar el aire acondicionado para desempañar con mayor rapidez.
Conseguir una visibilidad clara y diáfana de la carretera a través de todos los cristales del vehículo. Utilizar un rascador de hielo o algo que no arañe los cristales (nunca echar agua caliente a los cristales para descongelarlos, ya que podrían romperse). Limpiar de hielo y vaho sólo una pequeña parte del parabrisas es una imprudencia y, además, sancionable. Es conveniente utilizar la luz de cruce durante el día para ser visto con mayor facilidad.
Llevar una manta, una linterna (y sus pilas de repuesto), un botiquín básico de primeros auxilios y algo de comida y bebida en el vehículo, si se va a circular por carreteras que estén probablemente cortadas. Llevar cadenas, al menos un par, que se tendrán que colocar en el eje motor del vehículo cuando sea obligatorio (conviene practicar cómo colocarlas antes de usarlas; es más difícil ponerlas con los dedos ateridos de frío, por lo que tenemos que estar versados en su colocación). Además, conviene llevar el teléfono móvil cargado o disponer de un cargador de móvil adaptable a la corriente del coche.
Dando por hecho que el mantenimiento del vehículo es el correcto, hay que prestar especial atención al líquido refrigerante con anticongelante (y que se ajuste a las temperaturas que vaya a soportar el vehículo). Añadir también algo de anticongelante al lavaparabrisas. La presión de los neumáticos también cobra especial importancia; hay que revisarla, al menos cada 15 días, y colocar el mejor juego de neumáticos en el eje trasero.
El depósito de carburante debe estar lleno al salir, o bien, las baterías del vehículo cargadas al máximo.